Habría un solo mundo
si pudiéramos sentir
la brisa del corazón
en cada latido;
pero los sentimientos vulnerables
suman tentaciones
que van más allá del cariño.
No toda la luz
alumbra el campo oscuro;
perdidos en la claridad
falsa, engañosa y fugaz
vagamos acompañados
de tristeza apuñalada
bajo la lluvia envolvente
de este valle infinito.
Recuerdos dimensionales
del ser único e inimitable,
se reflejan entre las sombras
escondidas en el brumoso horizonte
donde las lunas viajan sin rumbo
y el olvido desvanece las miradas.
Antes de llegar el alba,
volvemos por las cenizas
que todavía no emergen al viento;
aún hay tiempo, aún hay vida
para fundirlas con el rocío lagrimal
que emana inagotable
sobre la textura llana
de los sentimientos.