Tras las olas de la inquietante negrura
la viola aún olvidaría el tono;
busqué un suspiro y la hermosa hierba
selló temerosamente sus ojos celestiales.
La vida pálida cae en un plan flagrante,
ligera como la lava con una nube bipolar
robó su cuerpo con el rayo ascendente
en el vacío aliento de las emociones eternas.
Algo así como un globo de espectros
me dio un tesoro para su cuidado terrenal;
estrellas, amatistas, burlas y lamentos
duermen en sus oscuros labios tersos.
Flores pálidas se encienden,
negro se puso el mármol intrépido,
sedujo a tus musas con intención profunda;
ella te vio en una sombra.
