El libro se llamaba «Conjuros Poéticos del Infierno» y se decía que había sido escrito por un sabio demonólogo en el siglo XVII. Se rumoreaba que contenía los conjuros más poderosos y peligrosos de la magia satánica que un ser humano podría utilizar para invocar a los demonios y controlarlos.
Yo había estado buscando ese grimorio durante años, había escuchado historias sobre su poder y estaba decidido a tenerlo en mis manos.
Finalmente, después de una larga búsqueda lo encontré en un pequeño pueblo olvidado por el mundo donde había una abandonada y vieja librería. La gente evitaba ese lugar, pues decían que estaba embrujado.
La librería estaba llena de libros antiguos y polvorientos, pero uno en particular llamó mi atención. Era el grimorio que estaba buscando. Tenía una tapa de cuero gastada y unos extraños símbolos grabados en ella.
Lo abrí con temor y avidez al mismo tiempo, sabiendo que estaba a punto de descubrir secretos que nadie más había visto antes. Pero pronto me arrepentí de mi deseo.
Los conjuros en las páginas del libro eran tan oscuros y retorcidos que me hicieron temblar de miedo. A medida que leía más y más, sentía una fuerza maligna creciendo dentro de mí.
Finalmente, no pude resistir la tentación y recité uno de los conjuros en voz alta. Inmediatamente una figura demoníaca apareció ante mí con una mirada maligna y una sonrisa malévola en su rostro.
Me di cuenta demasiado tarde de que había sido engañado por Lucifer, quien había estado esperando a alguien como yo para liberarlo de su prisión dentro de aquellas páginas.
El demonio me poseyó y comenzó a usar mi cuerpo para causar destrucción y caos en el mundo. La gente murió a mi alrededor y yo estaba atrapado, impotente, mientras mi alma se desvanecía lentamente en las profundidades del infierno.