Las esquinas no tienes sed,
mis manos frágiles
se desvanecen en tu sexo;
caricias y pasión
cavan por dentro
la esencia de nuestras almas prismáticas.
Espero el viento,
recuerdo los silencios
miro un sueño quebrantado sobre mi pecho.
El sendero laberíntico
guía la soledad naciente
que vive,
que siente
que nada en fondos oscuros.
Fábulas humeantes
escritas con recuerdos
desdibujan cada beso,
difuminan los sentimientos.
Las agujas del reloj
limitan el enlace
de nuestras manos invisibles;
trizan el tiempo,
fracturan lentamente tu
latir y mi deseo.
