Era una cirujana de renombre, conocida por su habilidad y perfección en los trasplantes faciales. Ella creía que la apariencia era todo en la vida, y se esforzaba por crear rostros hermosos a través de sus operaciones.
Pero un día, decidió llevar su obsesión por la perfección a un nivel aterrador.
Una noche fue al cementerio local y desenterró el cuerpo de un joven recién fallecido, cuyo rostro consideraba el más bello que había visto.
Decidió usar su talento médico para injertarse su rostro en el suyo. El proceso de la cirugía fue un éxito y rápidamente se sintió rejuvenecida y hermosa.
Pero pronto algo extraño comenzó a suceder. Cada noche cuando se miraba al espejo el rostro que antes era suyo comenzó a cambiar y adoptar horripilantes expresiones.
La cirujana comenzó a experimentar visiones escalofriantes; además su personalidad cambió drásticamente, volviéndose fría y despiadada.
La gente que la veía decía que su rostro parecía estar poseído por un demonio.
Finalmente, después de varios años de sufrimiento, la cirujana desapareció sin dejar rastro.
Algunos dicen que se suicidó, mientras que otros aseguran haber visto su cara desfigurada reflejada en espejos e incluso cuentan que aparece en los sueños más espantosos de la gente.
Actualmente el misterio de su desaparición sigue sin resolverse y su historia es contada como una advertencia sobre la obsesión por la perfección física y la belleza.
Se dice que su alma quedó atrapada en un eterno tormento, condenada a ser el rostro de un muerto para siempre.
