A pesar de todas las formas triangulares, no hubo manera alguna de fluir juntos, de ser nuevamente uno; continuaré en mi laberinto, en la corriente que me llevará hasta mi sueño, en aquella donde el destino soy yo mismo junto a él.
Sin ataduras, sin equivocaciones mutuas, donde la calma es mi constante, allí pertenezco a partir de ahora como esclavo del tiempo.
Todos los recuerdos nacerán nuevamente en una nueva galaxia imperfecta, sin límites horizontales, sin emociones transversales.
Alguien allí me espera para entender mi opuesta locura a la que martirizo cada instante y me hace reflexionar sobre mi mismo.
A partir de hoy soy fiel al límite dual, sigo junto a él, es el alma de la poesía eterna, y rompo la alianza con el rencor, el pasado y el futuro inverso.