Te deseo en la aurora mas profunda,
enciende mi llama con tu perfume púrpura;
tu sonrisa era un dulce parterre encantado
depositado más allá de la noche negra.
El abismo estaba sobre mí con su rayo,
dejó entreabierto su luminoso pecho;
los primeros esplendores de tu tono rosado
reposaron suavemente en mi frente trizada.
Suaves tensiones caen en su vuelo etéreo,
flores temporales susurraban su himno;
hermosos lamentos elevan tu pálida sonrisa
en los delicados y tiernos amaneceres.
Expreso con mis letras esta lengua inmortal,
envuelven la niebla y el tiempo más nítido;
brillo en los sueños reflexivos del ser,
atónito observo las mentes vacías.