Poesía

Nébula

Sonrió silencioso vagando al otro lado,
allí las almas abandonaron su morada,
ahora vigilan tus inquietas fragancias,
contemplan la belleza alrededor
de las brumosas hébridas.

Sólo el viento mueve
esas nubes inconfesables;
ya nada es inmóvil,
nada existe al final del laberinto.

Sólo se escuchan susurros violetas
de las ninfas sobre los lirios.

Perezosamente la luz se convierte en ola,
tímidamente enumero las gotas de sol,
mientras palpitan nuestras pupilas,
mientras mis recuerdos te atraen
mirando tu inquietante reflejo.

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