Sigo en el mismo sueño, siempre el mismo sueño. Un sueño que se convirtió en mi pesadilla y en mi propia existencia.
Aquel lugar oscuro, aquel sitio desconocido, esa dimensión de la que no puedo escapar.
Fue hace tantos años cuando todo comenzó. Había viajado a una pequeña ciudad costera en busca de inspiración para mi próximo relato pero lo que encontré fue algo mucho más aterrador de lo que nunca podría haber imaginado.
Fue en una noche de luna llena, cuando decidí dar un paseo por la playa, la brisa fresca me golpeaba el rostro mientras caminaba por la orilla del mar, pero entonces vi algo misterioso en la distancia.
A medida que me acerqué, pude ver que se trataba de una criatura extraña con tentáculos y las cuencas de sus ojos vacías. Era un estatua horripilante.
La figura parecía estar hecha de una piedra muy rara, como si hubiera sido tallada en una roca viva.
Mi curiosidad me hizo tocarla y fue entonces cuando comencé a tener alucinaciones, visiones de seres horribles, con puntiagudos tentáculos y cuencas vacías que se movían en la oscuridad, acechando en la negrura.
Traté de escapar de esas visiones pero no podía, estaban siempre presentes en mi mente. Repentinamente una noche mientras dormía fui arrastrado a ese lugar terrorífico.
Ahora estoy atrapado en ese sueño eterno, un sueño del que no puedo escapar; un sueño del que no quiero escapar porque sé que si lo hago me enfrentaré a mi oscura verdad.
La verdad sobre esa estatua, esas criaturas y lo que realmente soy.
Vivo desesperado por haber venido aquí, pero debo aceptar que estoy atrapado en esta pesadilla eterna que se ha convertido en mi espantosa realidad.
De lo que sí estoy seguro es que nunca saldré de ella. Mis tentáculos envolverán a otros cuerpos para satisfacer mi hambre y saciar esta infinita sed de sangre.
