La despampanante y bella Montresor se sentía traicionada por su íntimo amigo Forttis.
Con una mente enferma y obsesionada con la venganza, Montresor planeó y ejecutó un plan para dar fin a la vida de su amigo.
Lo llevó a través de los oscuros y laberínticos túneles debajo de su palacio donde planeó emparedarlo para siempre.
Forttis, ebrio y confiado en la amistad de Montresor, seguía ciegamente sin saber que estaba caminando hacia su muerte.
A medida que avanzaban, Forttis comenzó a experimentar extraños síntomas de mareo y debilidad.
Montresor fingió preocupación y le ofreció un sorbo de su propio vino envenenado.
Forttis desesperado por su sed, bebió con avidez y pronto cayó al suelo sin imaginar lo que le esperaba cuando despertase.
La distinguida dama con una sonrisa en su rostro, selló la entrada del estrecho túnel con ladrillos y regresó a su palacio como si nada hubiera sucedido.
Años después, su conciencia comenzó a consumirla y decidió contar su crimen en una carta anónima, dejando que la justicia divina la castigue.
La historia de Montresor y Forttis se convirtió en un misterio que dejó a la ciudad conmocionada y en shock.
Nadie supo nunca la verdad sobre lo que realmente sucedió esa noche en los túneles, pero la mente enferma de Montresor quedó para siempre encerrada en una prisión aún más cruel.
Sus propios laberintos de locura.