Escucha mi voz resquebrajada
como se funde en tu inquieto miedo.
He surgido de las sombras,
esta vez te llevaré al lugar
que solo los dos conocemos;
al lugar donde jamás dudarás de mí.
Aproximo mis sentidos poco a poco,
intentando rozar tu largo pelo;
duermes profundamente,
quizás soñando en cómo escapé del edén
al que fui condenado.
Vivo en tu inconsciente brindándote todo de mí,
almacenando durante siglos
mi sabia en ti.
Te hablé en silencio
apoderándome de tu alma;
dividí en dos el cuerpo en el que habitas
ofreciéndote la inmensidad
a pesar de tu quietud seductora.
Sigue mis pasos polvorientos,
no dejan huella alguna;
las montañas de hielo son muy altas,
pero nosotros somos el horizonte plano
aún no vivido.
Todo será más fácil si confías en mí,
sujeta mis hombros,
recuerda, este sentir lo creaste tú
a base de extrañas sensaciones,
ocultos besos y siniestras provocaciones.