Cada vez que me acerco y doy un pequeño paso, siento estar aún más lejos de aquel árbol gigantesco donde la felicidad es sólo una de sus pequeñas ramas.
A veces en mis sueños me veo soñando con el contacto de miradas en este juego laberíntico donde estoy perdido en mis propios delirios.
No perderé la esperanza aunque haya escalado mil montañas, todas ellas creadas por mi.
Al igual que el horizonte vertical donde soy una pequeña sombra, intentaré rodear nuevamente la inmensidad interminable; esta vez con cada soplo de su angelical sonrisa.
